
Depresión: ¿A qué se debe?
1 Enero 2022
Padres al día
La depresión es considerada por algunos como el mal del siglo, con números que hacen temblar, y existe mucha literatura e información sobre este argumento. Empecemos por la definición de lo que NO es depresión: Un estado melancólico, una tristeza motivada, un momento down, un luto familiar o evento parecido; como lo sabemos, todo esto entra en el curso natural de las cosas y ser indemne es prácticamente imposible para cualquiera.
UNA PATOLOGÍA MULTIFACTORIAL
¿Qué es lo que hace diferente a la depresión, de un humor negro ordinario o de una sensación de fragilidad emotiva, impotencia o cansancio?
Como vemos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés), se analizan una serie de síntomas para poder diagnosticar una “depresión mayor”, pero esos síntomas son genéricos y si bien en conjuntos representan un notable malestar psicológico, tomados singularmente no parecen particularmente significativos, estos síntomas son: insomnio, polisomnia, apetito aumentado o disminuido, pensamientos melancólicos que ocupan gran parte de la jornada. Ninguna persona que esté leyendo este artículo puede decir que no ha experimentado en algún momento de sus vidas alguno de estos síntomas.
No olvidemos que la depresión tiene seguramente una base genética; si nuestros padres han sufrido de esta enfermedad, estaremos más predispuestos a sufrirla también. Pero existe una serie de factores predisponentes a la patología, además de la genética, que pueden ser determinantes al comienzo de la misma y que es necesario conocer en detalle para no descuidar ningún arma útil posible para obtener una curación completa.
Nuestra manera de alimentarnos
Hablemos de uno de los factores importantes que pueden influir: nuestra manera de alimentarnos. La insulina, hormona que regula los azucares en la sangre, funciona como un verdadero bombero apagando incendios. Cuando leemos nuestros resultados de análisis encontramos un dato llamado “glicemia”, que representa la cantidad de azúcar disuelta en nuestra sangre, en ese momento existe una cantidad normal saludable que nuestra sangre y cuerpo puede soportar de azúcar, pero ¿qué sucede cuando recibe 5 veces más de eso? Los desbalances de insulina generan una continua variación en el humor, llevan a estados mentales confusos, cansancio frecuente, pensamientos negativos, y estos a menudo son la antesala de estados depresivos. ¿Podemos prevenirlo? Claro. Atendiendo nuestra forma de alimentarnos.
La serotonina y la melatonina
También es importante hablar del equilibrio entre dos hormonas: la serotonina y la melatonina, la segunda es la encargada de regular el sueño, y la serotonina deriva de la melatonina; cuando hay un descenso en su nivel, provocará una sensación de búsqueda compulsiva de alimentos azucarados, y este desequilibrio en la alimentación producirá un aumento de peso y un descenso de vitaminas y minerales que contribuyen aún más a exaltar estados mentales perturbadores.
Recomendación: ¡MOVERSE! Está en la naturaleza del hombre, la actividad física es recomendada como terapéutica en muchos casos, logrando muchas veces el desbloqueo de estados psicológicos, a veces basados en raíces culturales.
Más allá de la sensación de placer, cuando realiza actividad física cada uno puede experimentar regularmente las ventajas notables en el organismo, y algunos de los síntomas depresivos sobre los que influyen son los siguientes:
- Previene el estreñimiento.
- Mejora la circulación.
- Aumenta la eficacia de la insulina.
- Mejora la calidad del sueño.
- Reduce el estrés.
- Genera euforia y analgesia a través de la producción de endorfinas cerebrales.
- Aumenta la secreción de hormonas útiles.
- Moviliza grasas de reserva.
- Reequilibra nuestras respuestas nerviosas gracias a la producción de serotonina.
- Reduce rápida y naturalmente los síntomas de la depresión.
Ningún medicamento produce contemporáneamente todos estos efectos positivos citados.
Si nuestro organismo ha evolucionado moviéndose, entonces significa que la normalidad de nuestras vidas prevé una intensa y prolongada actividad física. SI ESTAMOS QUIETOS, LOS ANORMALES SOMOS NOSOTROS.

Lic. Valeria Fernández
Psicóloga - Máster en Terapia Breve Estratégica
Reg. Prof.: 2468