
Adolescentes en linea: ¿Que costo emocional tienen los likes?
1 Septiembre 2025
Consultas al Doctor
La adolescencia es una etapa crítica que necesita ser acompañada. Nuestros adolescentes están constantemente expuestos a situaciones que podrían estar influyendo negativamente en su salud mental.
En esta etapa de cambios constantes y un mundo digital cada día más atractivo, la supervisión, la atención y el acompañamiento se han vuelto indispensables.
Redes sociales: identidad y comparación constante
En esta era digital, los adolescentes construyen gran parte de sus relaciones e identidad dentro de las diferentes redes sociales. En estos espacios:
- Comparten.
- Se expresan.
- Se comparan de manera constante.
Esto puede afectar su bienestar emocional. Detrás de los likes y filtros, muchos adolescentes experimentan un aumento en la ansiedad, dificultades en su estado de ánimo, en su imagen corporal y autoestima.
Los mensajes que reciben del mundo digital influyen y moldean sus conceptos sobre:
- Los demás.
- Sí mismos.
- El entorno.
El problema no son las redes en sí, sino:
- La cantidad de tiempo que se invierte en ellas.
- La calidad de las interacciones.
Seguir cuentas que promuevan ideales irreales e inalcanzables genera:
- Frustración
- Creencias irreales sobre cómo debería ser la vida
- Estándares de belleza difíciles de alcanzar
Deseo de aceptación y exposición a riesgos
Los adolescentes desean ser aceptados e incluidos por otros adolescentes, incluso si para lograrlo enfrentan desafíos complejos.
Además: No contemplan los posibles riesgos o creen que a ellos no les ocurrirá nada negativo. Esto los expone a riesgos reales, tanto en el mundo digital como fuera de él.
Promover el uso consciente de la tecnología con acompañamiento constante desde la escucha activa es fundamental.
Recomendaciones:
- Establecer horarios y pausas para el uso del celular.
- Hablar abiertamente sobre sus experiencias en redes.
- Preguntar cómo se sienten, qué intereses tienen.
- Alentar a seguir cuentas con contenido positivo y realista.
- Fomentar interacciones fuera del entorno digital, por ejemplo: actividades deportivas, espacios recreativos, propuestas artísticas o musicales.
También es importante:
- Fortalecer la autoestima desde otros ámbitos.
- Generar vínculos seguros y afectivos.
- Crear espacios de escucha y validación emocional tanto en el hogar como en la institución educativa.
Más allá de la imagen: reconocer su verdadero valor
Ayudarlos a trabajar en la autoaceptación y en el reconocimiento de sus logros personales más allá de la apariencia o la aprobación externa es una tarea esencial.
En un mundo donde la imagen cada día tiene más valor que la propia persona, es urgente y fundamental recordar a nuestros adolescentes que su valor no se mide por los corazones ni visualizaciones.
Como adultos, tenemos una gran responsabilidad: ser modelos de un uso consciente y saludable de las redes sociales. Desde ese lugar, podemos acompañarlos con empatía para que puedan seguir navegando en el mundo digital de manera más saludable, segura y equilibrada.
El juego además de ser un momento divertido, permite que los niños exploren el mundo que les rodea, fortalece las áreas motoras, como el control de los movimientos voluntarios, ayuda a regular sus emociones y aprenden a resolver conflictos, así como a fortalecer el vínculo con sus padres o personas de referencia.
En ocasiones, los niños tienen la agenda tan apretada y cubierta como la de los adultos, con clases extras o actividades donde puedan seguir aprendiendo más y más, y si bien estas actividades aportan muchos beneficios también es importante que tengan espacios para los momentos de juegos.
Existen diferentes tipos de juegos donde cada uno aporta beneficios para el desarrollo y la salud mental de los mas pequeños.
Cuando los niños tienen momentos de juegos libres, aquellos que no tienen ninguna regla ni estructura, simplemente un juego donde les permita ser creativos, esto ayuda a estimular la imaginación y la creatividad y a explorar con todos sus sentidos el mundo que les rodea. Este tipo de juego suele surgir del aburrimiento, aquel que muchas veces deseamos evitar que sientan, pero que en ocasiones es necesario para permitir que este tipo de juegos se explore.
El juego simbólico, donde representan roles o situaciones, como a ser médicos, bomberos, mamá, abuelos, a la casita o la escuela, ayuda al desarrollo cognitivo, a pensar de diferentes maneras para representar los roles, además permite que los niños expresen emociones, estimula el lenguaje y desarrolla habilidades sociales. Por otra parte, el juego social en compañía con otros niños o adultos, refuerza las habilidades sociales, la empatía, la cooperación y a resolver conflictos.
Para potenciar todos estos beneficios, es importante, desde el hogar, proporcionar espacios de juegos dentro de la rutina del niño y del adulto, se pueden ofrecer materiales simples como muñecos, bloques o elementos de la vida cotidiana, sin embargo, es importante aclarar y resaltar que el juego no significa sólo dar juguetes, sino también ofrecerles nuestra presencia, atención, escucha y disponibilidad.
Sabemos que muchas veces esto es casi imposible con rutinas ocupadas por los trabajos y quehaceres del día, por lo tanto es importante en medio a todo esto, intentar reservar unos 15 a 20 minutos del día para ofrecer un tiempo especial de juego con los niños, sin distracciones ni pantallas, esto fortalece el vínculo afectivo con los padres, les trasmite seguridad y disponibilidad emocional, además de mejorar la cooperación, mejora la conducta y ayuda a disminuir momentos de estrés tanto para padres como para los niños.
A menudo, los niños expresan a través del juego, lo que les cuesta decir con palabras, como miedos, frustraciones, alegrías o necesidades, por lo tanto, estar atentos a estos momentos ofrece una oportunidad de conexión con el niño.
En conclusión, el juego no es solo entretenimiento, sino un momento lleno de oportunidades y beneficios para la salud integral del niño. Por eso en este mes del niño, además de regalar juguetes u otros objetos materiale, brindemos tiempo de calidad, sin pantallas y de conexión emocional profunda con nuestros niños, de esta manera les decimos que estamos con ellos y que lo que para ellos es importante, también lo es para nosotros.
La relación entre una madre y su hijo es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo emocional de una persona. Desde el nacimiento, el apego que se establece entre ambos influye en la forma en que el niño construirá sus relaciones futuras, en cómo gestionará sus emociones y de que manera enfrentará los desafíos de la vida.
El apego seguro, que se empieza a desarrollar en la primera infancia se basa en la presencia afectiva de la madre y una respuesta consciente y sensible ante las necesidades de su hijo. Esta conexión emocional estable con la madre proporciona seguridad y confianza en el niño, lo que ayuda a que, en el futuro, puedan ser adultos con mejores habilidades sociales, autoestima saludable y menos predisposición a la ansiedad y la depresión.
Para fortalecer el vínculo entre madre e hijo es clave la comunicación afectiva y la validación emocional, escuchar activamente, es decir prestar atención a lo que mi hijo me está comunicando y lograr responder con empatía.
Además, también es importante establecer rutinas familiares donde compartir momentos de calidad, sin pantallas ni distracciones, esto contribuye a construir y fortalecer una relación sólida.
Sin embargo, sabemos que ser madre implica múltiples responsabilidades que pueden generar estrés y afectar la salud mental. Muchas mujeres experimentan mucho cansancio y agotamiento emocional al intentar equilibrar el cuidado sus hijos con las tareas domésticas, el trabajo y su cuidado personal, por ello, es fundamental que las madres practiquen el autocuidado, reservando momentos para descansar, recrearse y buscar apoyo emocional en amigos o familiares.
El equilibrio entre la maternidad y el bienestar emocional no sólo beneficia a la madre, sino también al hijo. Una madre emocionalmente estable podrá estar con más y mejor disponibilidad emocional y así brindar una mejor crianza a sus hijos, además de ofrecer un ambiente familiar más armonioso.
La crianza no se trata de ser perfecta, ni tener madres perfectas, sino de ser conscientes y estar presente en la vida de los hijos.
En este mes de la madre, es importante reconocer el papel esencial de las madres en la salud mental de sus hijos y la necesidad de que ellas mismas se cuiden emocionalmente. Valorar el esfuerzo diario de las madres y recordar que, para cuidar bien de otros, es necesario primero cuidarse a uno mismo.

Lic. María José Rodríguez
Psicóloga
Reg. Prof.: 8091